La previsión del tiempo era clara, para este día los vientos iban a soplar con fuerza y como era tan evidente, ya descarté mi opción principal que era ir en tren hasta la zona del Delta del Ebro para volver desde allí pedaleando, por un plan B que sería ir con el tren a Reus y regresarme desde allí.
Me pongo a dibujar y por otro lado, le pido consejo a un buen amigo que además vive allí. Jordi me pasa una versión para los primeros km y salida de Reus que, viniendo de él, será tiro seguro y encima será interesante. Así pues, los primeros 50-60km los sigo tal cual me dijo él y luego, los 130-140 restantes pues son cosecha propia. Una primera parte más rodadora y rápida con tramos de asfalto y porlands solitarios más otra parte montañosa y pedrograsa. La segunda parte, todo pista prácticamente, algunos corriols, y más montaña.
La bici ya la había dejado lista y no sé quien tenía más ganas de paseo, si ella o yo jaja. Hacemos muy bien tandem, yo intento satisfacerla lo más que puedo con rutas con encanto y km interesantes y ya trata de portarse bien y llevarme de vuelta a casa sin mayores problemas. Cuanto más la miro, más me gusta, y más con estas @SpeedSix...
Arrancamos...
A primerísima hora cojo el tren en Montgat Nord, el primero que pasa sobre las 5:35 y como ya lo tenemos por la mano, tupper desechable con arrocito, un redbull para despertarme (no tomo café) y para cuando me falte 1h para llegar a destino, desayuno este rico manjar a palo seco jajaja.
En un principio da la sensación que todo el mundo se equivoca y que no soplará ni pizca de aire, pero mi gozo en un poco. A medida que nos vamos acercando, éste cobra mayor virulencia y al bajarme en la estación de Reus, ya me doy cuenta que la jornada va a ser entretenida.
Aún y así, las ganas de pedalear y de pasármelo bien, no me las quita nadie así que arranco animado sabiendo que por delante tengo un montón de horas para mí, para pedalear, para ver caminos y paisajes distintos, para "perderme" por la montaña, para desconectar, para darle un calentón al cuerpo en mitad de este día frío y ventoso, para ponerme a prueba una vez más y en conjunto, para hacer algo que realmente me apasiona conectándome con la vida y mi modo de vivirla.
Ponemos rumbo a El Morell y la Pobla de Mafumet, terreno de carreras M30, carreteras por las que he hecho ya muchos km en competición, de hecho las conozco por eso. Hoy no corro, o bueno sí jaja, por que en estos días me aplico aquello del "sin prisa pero sin pausa". Al ir sólo yo marco todo el tiempo el ritmo y a eso estoy muy acostumbrado, la mayoría de km que hago al año son en solitario y si hago algo medianamente bien, es regular el ritmo en distancias largas. Salidas de horas en las que soy capaz de poner ese ritmo cansino, ni muy rápido ni lento, pero que si te despistas, no comes, no bebes y no tienes un coco con las paredes bien gruesas jaja, te acaba reventando.
Los que me conocen bien y han compartido este tipo de rutas conmigo, lo saben bien. No soy el que sube más ligero, el que rueda más rápido, el que baja con mayor habilidad, pero en computo global y sobretodo, en etapas como estas en las que estas 9-10-11...horas pedaleando, puedo ser un tío muuu pesao jajaja y muy duracel jaja.
Voy haciendo quiebros constantemente, cambios de rumbo con giros de 90º a derechas e izquierdas. Viento de cara, viento de lado y a ratitos, a favor.
Las pistas en esta parte no son cómodas, mucha piedra suelta y cuesta lanzar la bici. No puede apartar la mirad de la rueda delantera por que con un bolo de esos, o te puedes ir al suelo o pegar un llantazo que te haga pinchar.
Tras pasar el Turò de la Planella, me dirijo a Vila-rodana, punto de inflexión y a partir del cual me adentro en una zona boscosa que me llevará a subir a la cota más alta de esta ruta, poco menos de 700m+ pero con unos cuantos km de ascenso con cierta exigencia.
Bajada al Pla de Manlleu pasando por una riera seca con mucha piedra y algunos tramos técnicos. Al llegar al pueblo me percato de que he perdido uno de los bidones y claro, a saber en que parte del descenso se habrá caído así que, ahora toca dosificar bien. A pesar de que no hace calor, hay que ser precavido con eso e ir hidratándose que sino, muscularmente también se merma uno.
Toca remontar de nuevo y me meto por la montaña siguiendo un camino que sabía me pasaría por mitad de dos masías aisladas. Cuando usando el satélite veo eso, luego, en el día de la ruta, cuando me acerco o identifico la zona, me quito los auriculares y voy con los sentidos bien alerta por si a caso mi presencia no es del todo grata para algún perro .
Pues menos mal de eso...a medida que me iba acercando a la segunda masía, mientras estás llegando por una subida que te deja tocadillo, iba más atento a cualquier movimiento pero, en plan redada, 3 enormes mastines, uno por cada lado me abordaron y me barrieron el paso acorralándome contra una pared. Me bajé de la bici de un salto y puse ésta entre los mastines y yo.
Los perros eran preciosos, 2 blancos y uno atigrado pero carajo, ese ladrido ronco mostrándome esos colmillitos y tratándose de acercar cada vez más a mí...tras unos instantes tensos en los que realmente no sabía que más podía hacer, aparece el cuidador de la masía. No era el dueño, sino el que por suerte ese día a esa hora fue a echar comida a los animales. Ni a él le hacía mucho caso y ni corto ni perezoso le soltó algunos pedrazos ( no les daba pero parecía que era la única manera de que retrocedieran). Tras otro ratito caminando el a mi lado y los mastines escoltándome, me puedo montar en la bici y salir pitando. Aún me siguió uno como 200m y yo tirándole la poca agua con sales que me quedaba ya en el bidón.
Al final todo queda en una anécdota más para contar y seguimos la marcha. Eso sí, me salgo a la carretera jaja, que ya he tenido bastante. Luego ya volveré a entrar a la montaña pero un poco más adelante jaja.
Bajo a Torrelles de Foix y encadeno, una tras otra, una secuencia de pistas graveleras preciosas en las que si que se puede correr. Lisas, sin piedras, con repechos, con curvas diviertidas, entre viñas y olivos...otra zona espectacular!!!
Paso Sant Pere de Riudebilles y me desvío hacia el norte antes de toparme con el Río Anoia y perfilarlo hasta Sant Jaume Sesoliveres. La mañana, a pesar del viento, no puede ir mejor y es cierto también que por esta zona ya empieza a amainar.
Para como empezó, la verdad que acabamos haciéndonos amigos jaja. Eolo y yo ya hemos vivido muchas aventuras juntos y algunas veces me lo ha puesto realmente difícil, casi me ha hecho tirar la toalla, pero al final, siempre hemos ido de la mano. También es de agradecer que no siempre te pongan las cosas fáciles. Los esfuerzos luego hacen que valores y saborees aún más las cosas...
Vuelta a girar hacia el norte y cerca de Piera llego a Hostalets de Pierola donde ya hago un cambio brusco de rumbo, dejo las vistas a Montserrat a un lado y encarrilo una pista por la que puedo ir muy rápido dirección Martorell.
Nunca he pedaleado por estas pistas pero ya estás en terreno conocido, más próximo a casa y aunque en ningún momento estás perdido, inconscientemente es como si le mente se relajara un poco y piensas en aquella típica frase de ..."por fin en casa" ...y eso que en realidad, por mí podría empezar de nuevo la ruta jaja.
Voy bien de tiempo pero no dejo de apretar. Hago un poco el indio en el Pont del Diable y luego recupero el tiempo "perdido" rodando por el lateral del Río Llobregat hacia Molins de Rey. Noto que la rueda delantera pierde fuelle. Está algo desinflada y si me pongo de pie aún lo noto más. pero por el momento aguanta así que ni me paro a ponerle más aire.
Como no podía ser de otro manera, antes de ir ya hacia casa, atravieso el Parque de Collserola y aprovecho para subir hasta su punto más alto, el Tibidabo. Para no tomar la carretera, hasta la Santa Creu de l'Orda, cruzo por mitad de Molins y agarro una pista que madre mía, casi me tumba jajaja. Tramos sostenidos entre el 15-20% que con la pechada que llevo encima, la verdad que se atragantan un poco, pero no hay mal que por bine no venga y la verdad que, a pesar de los sufrido, se hace corto hasta salir a la carretera. El día me sonríe de nuevo me permite llegar al Tibidabo con el tiempo justo para gozar de una puesta de Sol maravillosa y estos momentos son los que merecen la pena y por los que toda lo recorrido hasta aquí, cobra sentido. Ver salir el Sol durante el inicio de la ruta y luego despedirse de él...para mí eso no se paga con dinero.
Después de recrearme un rato, pongo las luces y empiezo a descender por ese recorrido que tantísimas veces había hecho, de día y de noche, mientras vivía en Barcelona. Voy super feliz, recordando muchos momentos vividos, días en los que iba solo, días con mi hermano, días con amigos y entonces es cuando te pones en plan melancólico y valoras las cosas realmente importantes de la vida.
En fin, que salgo por el Coll de la Ventosa y mientras voy para la ctra. de La Roca, aún me pienso como hacer esta última parte hasta casa. Si bajar rodando por el río hasta la playa, si subir por la Vallensana, por La Conrería, por pista...Pero voy canino, en algún momento al meterme la mano en el bolsillo de la chaqueta para sacar el móvil o algo, he tirado la bolsa de frutos secos que me quedaba y llevo unos cuantos km ya sin comida así que, aunque cuando ya voy tan tieso, le tengo mucha manía jajaja, acabo subiendo el Coll de la Conrería por que luego, desde arriba, es dejarme caer, sin pedalear si quiero, hasta casa.
Dit y fet, poco tráfico, la carretera casi para mi solo y tras coronar, me dejo caer para entrar el pueblo y saquear la panadería y el super jajaja. En casa hay comida, pero por si las moscas, que no falte nada de lo que en esos momentos se me estaba antojando. El típico error ese de..."no vayas a hacer la compar con hambre"...pues eso jajaja
Al final llego a casa casi con 195km, 3600m+ en algo más de 9h de pedaleo y más feliz que una perdiz. Con ganas de más rutas com estas y ya pensando en la mañana siguiente que había quedado para hacer btt jajaja.
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