sábado, 25 de julio de 2020

Después de dos jornadas de relax, me pongo manos a la obra y dibujo una ruta de aquellas para guardar. 

Quedamos Ferran, mi hermano y yo. Temprano agarramos el coche y nos vamos un poco más arriba de Figueres, concretamente dejamos el coche en Vinya Gran, una mini urbanización próxima a la N2 a la altura de Els Hostalets.

A mi me encanta dar pedales, me lo paso en grande haciendo rutas largas, exigentes pero que sobretodo me aporten algo y que paisajísticamente tengan su encanto. Y por otro lado, también me gusta mucho llevar a gente de ruta y enseñarles cosas que yo ya conozco y pedalear por carreteras, caminos, zonas que ellos no hayan pasado o estado nunca. Hoy se cumplen esos pretextos, así que yo doblemente feliz.

Empezamos con carreteras solitarias del Empordá, llaneando, haciendo algún tramo de pista, cruzando rieras, cruzando pueblecitos y así llegamos a Espolla, último pueblo de Cataluña por el que pasaremos antes de dar el salto a Francia y el que nos indica que vamos a iniciar la aproximación y posterior ascensión, al Coll de Banyuls. Una cota con algunos repechos exigentes  que se encuentra en el Parque Natural de las Alberas. 





Éste es un paraje precioso y aún en estos días, con el calor que ya va haciendo, lo encontramos con la vegetación bien realzada en su color verde. Por vertiente más oriental, nos encontramos más matorrales, arbustos y alcornoques. En cambio cuando haces la zona más occidental, te puedes meter de lleno en bosque de hayedos y robledales espectaculares.

Desde arriba ya vemos la costa y ahora bajamos hacia ella llegando al pueblo de Banyuls sur Mer. Iniciamos el descenso y por esta cara. La parte inicial, unos 2km se hacen rápido por la fuerte pendiente y luego se sigue marchando rápido pero ya más con falsos llanos favorables. 




En ese punto adelantamos a otro chico y se engancha a nosotros.

Sin tiempo para despistes, empezamos ahora la bonita subida a la famosa Tour del Madeloc. Una torre medieval de vigilancia del s. XIII que se alza sobre los 650m+  y desde la que se obtienen unas vistas privilegiadas de la costa mediterránea y los macizos de los Pirineos Orientales franceses.

En la parte que aún hay viviendas, el asfalto esta muy lisito y con sus pertinente líneas blancas bien pintadas pero en seguida tornase en asfalto rugoso, botoso, y carente de marcas que delimiten carriles por que ciertamente, no es una carretera ancha.




Miras a tu derecha según vas subiendo y tienes unas vistas preciosas a los viñedos y el azul del Mediterrráneo. Miras a tu izquierda y vas viendo la torre con lo que te queda para alcanzarla.


Vamos consumiendo m+, sumando km pedalada tras pedalada y el francés que habíamos pasado hacia un rato, ahí seguía, sin decir ni mu pero como si fuera uno más del grupo.



El viento es raro que no sople por aquí y efectivamente, hoy no iba a ser la excepción. Molesta pero tampoco es para tirarse de los pelos. Ferran y mi hermano van alucinando de lo bonito que es esto. Yo ya he venido varias veces pero aún y así, no dejo de maravillarme.

Cuando estamos apunto de llegar al último tramo, el chico que nos acompaña, se adelanta intuyendo que la subida ya acaba. Pero se equivoca, precisamente queda el último esfuerzo y como no, el más jodido con algunos tramos que llegan al 24%. 

1.6km en los que salvas unos 200m+ por una carretera, por la llamarla carretera, en la que el paso a vehículos motorizados está prohibo, que el asfalto ya está más mal trecho y con clapas de asfalto tiradas a capazos. Pero hay que decir que es lo más particular de toda la subida.




Aquí el francés parece que se asusta y tras las primeras rampas, dejamos de verlo. Nosotros cada uno a su ritmo y yo personalmente muy cómodo. Arriba fotos de rigor y algún mini picoteo.



Y otra conquista más para mis SpeedSix 4D que lleve por donde las lleve, con neumático de asfalto o con tacos, para arriba o para abajo...siempre se portan genial y da un rendimiento brutal.

Luego empezamos a bajar dirección Colliure disfrutando cada curva y cada estampa tras superar cada una de ellas. Ya abajo, rodaje para mantener la media. Inicialmente la ruta la iba a llevar más por el interior haciendo algunos bucles de carreteritas ratoneras, pero finalmente nos vimos secuestrados por el tiempo y había que ceñirse a él recalculando la ruta.








A la salida de Elne rellenamos bidones, bueno nos los rellena un camarero muy dicharachero que nos ve con cara de desesperación por no encontrar una maldita fuente en todos los pueblos por los que hemos pasado. Nos añade hasta cubitos de hielo, que la verdad, con la que está cayendo, se agradecen mucho.

Me pongo delante y voy marcando el ritmo mirando el reloj. Llegamos a Thuir y empezamos a subir la tachuela que nos llevará al pintoresco pueblo de Castellnou, donde nos paramos a tomar un refrigerio y a echarle algo de gasolina al cuerpo. Ya es medio día y ahora viene toda la subida que acumularemos en esta salida y ya en las hora de más calor, por lo que mejor afrontar estos próximos km en las mejores condiciones.



Bajamos y después de rodar otro poco, en el Veïnat de les Basses, giramos y empezamos a subir. Esta parte es una pasada, km y km de carretera en la que vamos solos, una subida tendida pero que parece no acabar. Encinas, alcornoques, arbustos y sensación de calor. Ni una sombra, a penas pueblos y así vamos haciendo. Pero esta es una zona criminal si flaqueas, si las piernas no funcionan o te falta gasolina y te viene acechando la conocida "Pájara".



Pues mi hermano creo que tiene un poco de las dos y esta zona se le atraganta un poco. Pero el tío es duro de mollera y poco a poco vamos salvando los muebles y se va recomponiendo.

Llegamos a Amelie Les Bains tras una bajada rápida y vuelta a subir. Pero ahora, vamos aumentando los quilates de esta ruta. Lo que viene ahora es de traca, una carretera que se adentra en un congosto y que va serpenteando la montaña salvando las paredes de piedra. 






Al final llegas a un punto en el que el asfalto se acaba pero puedes continuar por pista. Nosotros vamos con las bicis de CX y cubiertas de carretera, menos mi hermano que lleva un mix. La primara parte tiene más piedra y grietas y has de ir con más ojo, pero se puede hacer sin problemas. Luego, la pista esta perfecta, aparecen elechos, robles, hayas...un auténtico espectáculo. Y todo ello para volver a cruzar la frontera con Cataluña.





Ni coches ni personas, a ellos a es a los únicos que nos encontramos en toda esta parte.







Salimos al pueblo de Coustouges, volvemos al asfalto y yo personalmente vuelvo allá al 2014, que buenos recuerdos del stage que hicimos con aquella selección catalana que tan buenas amistades y momentos me ha dado. Siempre agradecido a Quim por contar conmigo y por haber creado aquel grupo tan majo.

Yo no soy el que tiene que estar en casa a una hora concreta pero he organizado la salida, y como que me siento responsable así que, ahora que vamos back to the asphalt, y que encima hoy llevo unas piernas para dar W todo el día, pues me pongo delante a darle zapatazos a las bielas. Pero si mi hermano ya se había recuperado de la crisis sufrida antes, ahora es Ferrán el que va más justo, así que con mimo vamos haciendo hasta Maçanet de Cabrenys donde hay que parar para que hagan un pequeño repostaje. Nos queda superar una tachuela evitando el paso próximo al Pantà de Boadella y enseguida nos plantaremos en la N2.






Llegamos al coche tras otra buena remada y con el tiempo casi cumplido. Pero sobretodo lo hacemos con un rutón en las piernas y ya guardada en la sección de buenos recuerdos. 222km con 3900m+ en casi 9h de pedaleo que con la que ha caído, ha estado más que bien.

Gracias nois por la compañía, pronto montamos otra!!!!