Tercer lunes encadenado de salidas largas con la CX. Otro desplazamiento en transporte a algún punto de Cataluña y vuelta a casa pedaleando. Esta vez, el punto de partida escogido sería Lleida y por primera vez nos desplazaríamos en furgoneta. Carlos se animó a venir y prefería ir con su furgoneta y dejarla allí aparcada para ir otro día a recuperarla. Así pues, el lunes lo empezaría super pronto por la mañana pedaleando hasta BCN, a casa de Carlos donde cogeríamos la furgo y nos pondríamos en marcha hacia la capital de la provincia vecina.
El día de antes me había dibujado una ruta por la que me había generado buenas expectativas. La idea está clara y es hacer el mayor número de km posibles por caminos y si hay que tocar asfalto, que sea el menor % posible y que además no sea de carreteras muy concurridas. Pero bueno, abarcar tanto territorio y tener que pasar cerca de núcleos urbanos grandes, lo dificulta un poco.
La bici lleva lista desde el sábado por la tarde, la mochilita también, está todo preparado para el lunes ya que el madrugón será de los buenos y cuanto más economice el tiempo, mejor. Pero cosas que pasan, esas de las raras jaja...me levanto 4:30 y cuando voy a por la bici, la rueda trasera está en el suelo...primer sprint bonificado del día jaja, cambia la cámara, cámbiate, prepara el tupper de arroz para el camino en la furgo y sal escopetado para llegar a BCN a las 6am. Primeros 25' de pedaleo en ayunas y sin correr mucho para no llegar muy sudado y coger frío...más del que ya hace jaja.
Al final, se me van 10' de más que bueno, para todo el estrés, no está mal jaja. Llego, cargamos las bicis en la furgo y rápido nos ponemos en marcha. No cogemos tráfico y rápidamente salimos de la urbe. Una breve parada en el área de servicio del Bruc para repostar gasoil y de paso desayunar nosotros.
La niebla se ha acomodado en la zona y nos tocará hacer unas cuantas horas y km con un paisaje fantasmagórico, húmedo y frío. Pero es lunes, y no cambio mi oficina de hoy por nada.
Son las 9 en punto y arrancamos a pedalear. 4-5ºC ya por las calles colindantes a la estación de tren y en nada, estamos ya pedaleando sobre tierra.
A pesar de la niebla, hay rincones muy bonitos por los que vale la pena perder un momento.
Sin saberlo, y leyendo unos días después, me doy cuenta que gran parte de la parte inicial de esta ruta que he dibujado, sigue los pasos de la que trazó Ignacio de Loyola allá por el 1522.
Al salir de Lleida vamos conectando pistas y largas rectas por pistas de tierras entere campos sembrados. Un super laberinto en el que no paramos de pasar cruces y dejar caminos a un lado y a otro.
Los arboles descamisados y el color grisáceo de un día totalmente opaco, le dan un encanto especial al ambiente, aunque por otro lado, es una lástima perdernos unas vistas soleadas y lejanas de la zona.
Tras pasar Palau d'Anglesola y Bellpuig, la ruta descansa en Verdú, considerado uno de los pueblos más antiguos de Cataluña.
Alguno de los repechos se las traen, Carlos rápidamente comprueba que esto de gravel comodón que tan de moda se ha puesto, no es lo mío jaja
A diferencia de la ruta que hicimos desde Ripoll, estos primeros km están siendo relativamente fáciles y cómodos. Terreno siempre en ligera ascensión pero de los que engañan mucho. La sensación es de que todo es llano, pero miras el gps y haces muchos km entre el 1,5 y el 4%. A eso le sumamos los repechos que aún suben más y aunque es cierto que no acumulas mucho desnivel en los primeros 80km, parece que hay un magnetismo de esos que enganchan las ruedas al suelo y la bici no hay manera de hacerla correr. Tienes la percepción de que deberías rodar a 30 y pico km por hora y a penas llegas a 25 jaja.
Para estas rutas tan largas, me planteo medias asequibles pero también me aplico aquello de "sin prisa pero sin pausa". Con no bajar la media de 20km/h me conformo y ojo, que parece fácil pero, ni el terreno es el más propicio, hoy las condiciones meteorológicas tampoco son de ayuda, además vamos con peso en la bicis y si nos coge la noche luego, ya no puedes correr tanto en las bajadas.
Yo no paro de hacer fotos, voy para adelante y para atrás. Me divierte mucho además de ir siguiendo el track en el gps. Además con Carlos vamos de charreta y eso hace que los km vayan cayendo casi sin darnos cuenta.
Dejamos Tàrrega a un lado, no pasamos por dentro para no perder tiempo y lo mismo con Cervera. Me vienen muchos recuerdos a la cabeza de todas las veces que he pasado por estos pueblos haciendo brevets. Días de llegar aquí con más de 400km en las piernas, días de competición como el campeonato de Cataluña CRI en el que apenas hacíamos 20km...
Paramos por primera vez a rellenar los bidones en San Pere dels Arquells. Un repostaje rápido y emprendemos de nuevo la marcha cruzando, una vez más la A2.
Carlos va echando números y claro, llevando a estas alturas unos 80km y menos de 1000m+, dice que seguro que saldrán muchos menos m+ de los que le había dicho que tenía la ruta. Pero no sé si lo desmoralizo un poco cuando le digo que precisamente, a partir de ahora viene toda la salsa de la ruta jajaja. Yo le había pasado el track pero no lo carga en el gps por ahorrar batería y así no puede ver lo que va viniendo. Claro yo he parido la ruta y la tengo metida en el coco y más o menos se lo que viene en cada momento. Eso me ayuda a regular además de gestionar psicológicamente mejor la ruta. Puede parecer una tontería pero, en días así en los que haces tantas horas, tantas sin pasar por zonas pobladas, la mente te puede jugar malas pasadas. Puedes pensar que estás perdido en mitad de la nada y el coco aún te hunde más pero en realidad, 2km al frente o tras una pequeña colina, hay una urbanización, o un pueblo o algo que te abre los ojos y hace que te tranquilices.
Pasamos por debajo de la A2 y viene un tramo de rampas exigentes y empezamos a ganar altura al mismo tiempo que vamos dejando la niebla atrás. Nos dirigimos a Freixenet de Segarra y el Sol ahora si que nos acompaña. Se suceden las rampas, los toboganes, tan pronto llegamos a una zona baja, sombría y fría como subimos una colina y nos pega un sol que hace que sobre toda la ropa.
La verdad que con la llegada del Sol, el alma se alegra y el paisaje cobra vida...
En estos tramos empinados, Carlos lo pasa mal y los km le van haciendo mella. Moderamos el ritmo para regular y completar la ruta aunque por momentos no lo tiene del todo claro.
Pero mientras vayamos haciendo, la cuestión es ir restando km y pasarlo bien. A mi me duelen las piernas como a todo el mundo, me canso igual que el resto y sufro como el que más las rampas duras, pero en estos días en particular, no se me borra la sonrisa de la cara por que soy consciente de lo afortunado que soy, de que en un día cualquiera de la semana, la salud me respeta, el trabajo me da cancha, Gloria más y el físico acompaña lo suficiente como para poder afrontar estos retos. A pesar de que estoy muy a gusto en mi trabajo, no cambio esta oficina por la otra ni de coña y eso me hace disfrutar del día sin pensar en números, dolor, km restantes etc.
Cruzamos alguna vía férrea por un camino que parece estar perdido en mitad de la montaña y salimos luego a una carretera para hacer el primer tramo "largo" de bajada. Subimos el Alt de l'avellanat y coronamos más tarde el Coll de les Maioles por una pista preciosa. Las vistas a Montserrat son espectaculares y mientras pedaleamos por Los Llanos de la Coma, no dejamos de maravillarnos de lo impresionante de este paraje.
Avituallamiento improvisado de la mano de este palo santo.
Y seguimos trepando y encaramándonos, una tras otra, a todas estas colinas.
Ésta aunque no lo parezca, era un subida de aupa, además casi sin marcar, por mitad del mote con la hierva super alta y con algunos puntos en los que la rueda la metías por donde intuías que estaba al rodera hecha.
Coronavas y una enorme masía frente a un campo veeeeerde precioso nos daba la bienvenida.
Montserrat, la montaña mítica de Cataluña y uno de los centros espirituales de Europa. Enclavado en un parque natural y un monasterio que atesora un patrimonio sacro y artístico excepcional.
En Castellfollit del Boix paramos a tomar una cocacola rápida y Carlos come una galletas que le devuelven a la vida jajaja. La idea era parar en el km140 pero debemos hacer un pequeño break antes para reponer fuerzas. Nada, una breve parada antes de ponernos de nuevo en marcha y descender por asfalto hasta salir a la c37. 4km de bajada y por una carretera que habrá que venir a hacer de subida por que tiene una pinta brutal.
Seguimos rodando por la C37 hasta que nos metemos en una pista por la que seguimos bajando. Un tramo de campos en los que perdemos un poco de tiempo para poder salir de ellos y encontrar la pista que continúa bajando por la montaña y finalmente acabamos llegando a Castellbell i el Vilar.
Este es el km140 de ruta y donde estaba previsto el avituallamiento. Entramos en un bar-cafetería, pedímos un par de bocatas, pongo a cargar el gps y dejamos ya las luces puestas en las bicis por que, a las 18 me gustaría salir de aquí y ya será de noche.
Como le digo a Carlos, ahora empieza la segunda parte del día, cuando los que han trabajado salen a entrenar, así que luces en marcha y nosotros también. Con los estómagos llenos, unos cafés y unas cocacolas, los ánimos son otros y salimos de allí subiendo al pueblo de Rellinars al mismo tiempo que una luna llena enorme empieza a dejarse ver por encima de las montañas.
Yo personalmente me siento muy bien y llevo buenas piernas, así que es cuestión de tiempo y bueno, como Carlos al final se anima a llegar hasta casa pedaleando, pues al ritmo que el pueda marcar ya me estará bien. Yo cuento unas 3-4h por que hay una zona de por medio que no conozco y nos queda la subida más larga del día, pero luego, todo debería ser todo terreno favorable desde Matadepera.
Pasamos Rellinars y dejamos el asfalto para meternes de lleno en el Parque Natural del Obac. Unos cuantos km de montaña por pista y más de subida. Pasamos el Pou de Glaç del camí de la Portella y llegamos al Coll de Sant Jaume. Nosotros seguimos por la montaña por los Altos de la Pepa y ahora sí ya iniciamos un descenso pronunciado hasta la urbanización de Les Pedritxes.
Aquí pisamos de nuevo asfalto y después de un buen rato en la más absoluta oscuridad y tranquilidad, volvemos al asfalto, a darle velocidad a la bici y a ir con mil ojos pendientes del tráfico. Pasamos por Matadepera y nos vamos a Sabadell dejando Terrassa a nuestra derecha. Evito al máximo el meterme de lleno en las ciudades pero bueno, algo de callejeo tenemos que hacer.
Otra tachuela subiendo a la urbanización de Can Canyameres y allí, perdemos algo de tiempo al encontrarnos una vaya en la pista que tenía apuntada para llegar a Palau de Plegamans. Nos toca recular y pasar por Sentmenat antes de meternos de nuevo por una pista y ya en Palau, ir en busca del acceso al Parc Natural de Gallecs.
Esto se está acabando y yo voy más feliz que una perdíz. Carlos ya más liberado, estamos llegando a terreno conocido. Cruzar por estos caminos de noche, sin una gota de aire soplando, con las luces de fondo que iluminan los núcleos urbanos colindantes pero aquí, estamos en una pequeña burbuja, dejando el tráfico y los ruidos alejados por un rato más.
En Sant Fost nos despedimos, Carlos quería ir por la costa pero ya no se ve subiendo el Coll de la Conreria, último escollo en forma de subida antes de llegar nuevamente al litoral y a casa, así que él sigue por la ctra. de La Roca hacia BCN y yo para arriba.
Gracias company por la compañía en una ruta de esas de las que te guardas para el recuerdo. Muchas horas y muchas cosas para contar. Las retinas llenas de imágenes y paisajes preciosos, y la alma cargada de energía positiva.
Al final casi 210km con 3500m+ en 11h de pedaleo. Un rutón en todos los sentidos!!!!
