jueves, 13 de julio de 2023

BESIBERRI SUR CON ÁNGEL Y TONI

Ya hacía mucho que hablábamos de hacer una escapada a la montaña para subir algún 3000 de Pirineos y por fin podemos cuadrar un par de días, así que había que aprovechar.

Situadas en la n la cabecera del valle de Boi, en la comarca leridana de la Alta Ribagorza, las cumbres del Besiberri Sur (3024m) y del Comaloforno (3029m) son las dos máximas cotas del Parque Nacional de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici. Presidiendo una cresta granítica con timbas y ventisqueros que can el vacío, estos dos pico constituyen toso un reto para cualquier excursionista que quiera disfrutar de la belleza y las vistas inigualables que sus cimas nos deparan. 

Hace unos años ya vine con Ángel en invierno y del tirón, hicimos una intetona, pero en la parte final que te lleva a la pequeña chimenea por la que accedes ya a la cresta, había muchísima nieve acumulada y nos hundíamos literalmente hasta la cintura en algunos puntos, cosa que provoco un avance muy lento y con el tiempo asfixiando las posibilidades de hacer cumbre  a una hora razonable, decidimos abortar y dar media vuelta.

Veríamos si esta segunda vez y sin nieve teníamos más suerte.

Salimos el miércoles después de trabajar directo con el el coche hacia el Túnel de Vielha y aparcamos en el parquing al frente del Refugio de Conangles.

Empezamos a subir a media tarde con la intención de acampar próximos a l'Estanyet, en lo más alto del Valle Besiberri. Llevamos un par de tiendas de campaña por lo que no iremos al Refugio.

Estamos sobre unos 1570msnm y empezamos a subir por el interior de un precioso hayedo siguiendo un sendero que cruza en varias ocasiones, una serpenteante pista. 

Una vez en el inicio del valle, empiezas a ver diferentes saltos de agua del torrente Besiberri que procede del Estany Besiberri que se situa a 1960m.

Cruzamos un puente de hormigón y cambiamos de orilla del torrente. A partir de este momento el sendero se vuelve algo más abrupto y empinada. Se han de sortear escalones, raíces, algunos puntos resbaladizos y puntos en los que son varias las opciones de seguir adelante para acabar en el mismo punto.





Cambia la flora, el hayedo da paso a un bosque de grandes pinos y abetos centenarios con helechos en su bajo fondo. A pesar de las escasísimas lluvias, todo está muy verde y es una maravilla poder caminar por un entorno así. Aunque lo bueno está por llegar, por que una vez llegas al embalse, el bosque queda a tus espaldas, el valle se abre ante tus ojos y las vistas panorámicas que ofrece esta maravilla de la naturaleza son de una belleza mayúscula. 







Se respira aire puro y se respira calma. Sólo nuestro caminar sosegado y nuestras voces alteran el silencio que se siente cuando no estás cerca de los riachuelos de agua cristalina y fría que bajan por el valle.

Una pradera coronada y cubierta por la cresta de los Besaberris adornada con las formas caprichosas de miles de bloques graníticos. Un entorno idílico que deja el valle principal de Barravés 500m más abajo y una fondo de escenario sensacional hacia el macizo de la Maladeta.

Seguimos avanzando y al final del valle, cerca de l'Estanyet buscamos un recoveco para plantar nuestras pequeñas tiendas de campañas que desde la lejanía, quedan perfectamente mimetizadas con el entorno.

Completamente emocionados, no podemos borrar esa sonrisa inocente de nuestras caras sabedores de lo afortunados que somos de estar un día cualquier aquí y poder disfrutar de la naturaleza en estado puro de este modo. Momentos impagables que quedan en la memoria de cualquier amante de la montaña y que de bien seguro que quedarán en nuestras memorias por mucho tiempo.





Compartimos cena, charlas, risas, camaradería y hacemos que el tiempo pase más rápido de lo que quisiéramos. 

La noche se cierne sobre nuestras tiendas y aunque no es época de frío, aquí hay que abrigarse para no levantarte hecho una pieza de tetris de tanto acurrucarte.

Por la mañana, madrugamos un poco, recogemos todo y nos ponemos en marcha sin dejar rastro de que hubiéramos pasado la noche allí. Y de eso se trata, de venir a la montaña, disfrutarla pero dejarla como te la encontraste.


En una zona de bloques entre los arbustos y cerca del sendero que pasa de largo el refugio, escondemos nuestras mochilas para atacar el pico sin tanto peso y bultos innecesarios.

Reemprendemos la marcha expectantes por ver que nos encontraremos allí arriba. Parece que esté aquí al lado pero los 3 hemos hecho ya nuestros pinitos en montaña y sabemos que aunque se vea ahí al lado, el pico siempre está más lejos de lo que parece.

Seguimos el track que nos descargamos en nuestros GPS y los hitos que nos encontramos. A éstos segundos no les puedes hacer excesivo caso por que los hay por todas partes y pueden inducir a error. no obstante, es bastante claro que, vayas por donde vayas, acabaras a pies de la tartera, pero puede que el camino se más o menos arduo.



Nosotros pasamos por encima de la morrena con bloques de granitos de todas formas y tamaños. Hay que andar con cuidado y afianzar la pisada ya que algunos se mueven y podrías caerte. En ciertos lugares, extremar las precauciones es de obligado cumplimiento por que la cosa más absurda, puede desencadenar un problema de consecuencias mucho peores. No son lugars de fácil acceso y un esguince por decir algo sencillo y sin mayores repercusiones en un parque de la ciudad, aquí arriba puede trascender en una evacuación con helicóptero con lo que todo ello conlleva. Así que ante todo, responsabilidad!



Avanzamos con paso firme y decidido hasta que nos plantamos ya en la última parte, justo delante de la tartera y un poco a la derecha de la canal por la que al final acabamos decidiendo subir.


Antes de eso y hablando de responsabilidad, sufro un percance con mis botas. La suela se está despegando y la medio sujeto con un cordón pero no aguanta. Justo cuando la cosa se empieza a poner delicada, donde algunos neveros aparecen y donde yo siento que resbalo a cada paso, se acaba de romper la suela y me quedo sin. 

Es ahí donde el sentido común ha de salir al paso y decir que hasta ahí has llegado. No sería sensato continuar así y exponerme a sufrir un accidente y exponerles también a ellos. Será la segunda vez que venga y la segunda que no pueda culminar el ascenso, pero el Besiberri no se moverá de aquí y si sabes retirarte a tiempo, siempre habrá un tercer intento. 

Animo a Ángel y Toni a continuar mientras yo voy bajando despacio y les espero en la zona de bloques tomando el sol.

Me he quedado a las puertas, no quedaba ya mucho así que no tardarán demasiado. Ellos lo consiguen, pueden disfrutar de las impresionantes vistas a un lado y a otro de la cresta y yo me alegro por ellos.

Después de juntarnos nuevamente, bajamos deshaciendo el camino que hicimos hace unas horas, recogemos las mochilas y hacemos una breve parada en el refugio.




Y otra parada más en el Estany para remojarnos las piernas. Refrescamos nuestros nuestros acalorados pies y podríamos decir que en cuanto a la caminata, este sería su broche de oro y el premio al esfuerzo realizado.

Luego retomamos la marcha y ritmo a base de golpes de bastón en piedras y tierra.  Descendemos sin prisa pero sin pausa todo el desnivel inicialmente salvado y llegamos al coche super contentos y renovados. Estas experiencias dan aire fresco y energía para las próximas semanas. 

Ahora sólo nos queda buscar un lugar donde saciar nuestras ansias de calmar los ruidos que vienen de nuestros estómagos ya en reserva y a golpe de acelerador devolvernos a nuestras casas.

Gracias companys por esta fantástica experiencia y esperemos que se la primera de otras.




























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